lunes, 4 de septiembre de 2017

¿HABEMUS DICTADURA?


La Real Academia Española define a la dictadura como:
“Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales.”

De acuerdo a este concepto, quienes sostienen que el gobierno de Cambiemos aún sigue siendo una democracia, se basan en que alcanzó el poder mediante el voto. Entonces surgen las clasificaciones de “democracia blanda, con flecos, o restringida”, para no adjudicarle al gobierno actual la pesada y abominable carga de ser una dictadura.

Empecemos diciendo que Macri llegó el poder por una mínima ventaja, por los enormes errores de la oposición (léase Cristina) y porque mintió descaradamente en todas sus propuestas, que no solo no las cumplió sino que hizo exactamente lo contrario. Me limito a pocos ejemplos como la quita del impuesto a las ganancias, el fútbol para todos, el aumento del presupuesto al CONICET, el beneficio a los jubilados y así podríamos seguir porque la lista es muy larga. 

Por lo tanto, lo que Macri hizo fue una estafa electoral y esa actitud le quita enorme valor al hecho de gobernar por medio del voto que le otorgó un importante sector de la sociedad a la cual engañó.

Con todo lo dicho, podemos agregar además que es un gobierno mentiroso, que vino para que Macri y su gabinete se enriquezcan, que invirtió la distribución de la riqueza a favor de los que más tienen y que está cumpliendo a rajatabla las indicaciones, o digamos mejor los mandatos, del Fondo Monetario Internacional. 

Podemos cerrar su gestión con un aspecto gravísimo: la adquisición de préstamos, no para inversión genuina, sino para pago de gastos y para la bicicleta financiera, que ha generado una deuda formidable cuyo saldo resultará agobiante para las generaciones venideras.

Con todo lo dicho hasta ahora, se puede decir sobradamente que es un pésimo gobierno, aunque aún carecemos de argumentos para calificar a Cambiemos como una dictadura. Pero hay otros aspectos, sin duda sombríos, que aproximan el bochín peligrosamente hacia el estado totalitario. 

Desde el punto de vista ideológico y sentimental, es indudable que Macri y su gabinete fueron y son totalmente afines a la dictadura de Videla y sus seguidores, las razones son muchas y procedo a enumerarlas:
·         Papá Franco y sus hijos amasaron fortunas durante los años de plomo.
·         Es notorio el desprecio que sienten por todas las organizaciones de derechos humanos, hijos, madres y abuelas de desaparecidos y otras instituciones.
·         Jamás hubo una crítica hacia la dictadura del 73.
·         Macri impulsó el 2 x 1 para reducirle a los genocidas el tiempo de prisión, presionó sobre la Suprema Corte que dictaminó la ley y cuando vio la enorme reacción que generó y le golpeó el rostro como una bofetada, se escapó por la tangente y dejó que los supremos cargasen con toda la culpa.
·         En diversos cargos de Cambiemos se enquistaron personajes como Pablo Noceti, jefe del gabinete del Ministerio de Seguridad y principal responsable de la desaparición forzada de Santiago Maldonado.


Pablo Noceti junto con los gendarmes que después secuestraron a Santiago Maldonado

Me seguirán diciendo muchos, que pese a todos estos razonamientos, Cambiemos no es una dictadura, pero ahora vienen argumentos de mayor voltaje que hacen inclinar, a esta mafia inescrupulosa que nos gobierna, hacia el borde del abismo que termina en dictadura.

Me dirán que sigue habiendo libertad de prensa, sin embargo no es así. El 90% de los medios de comunicación, gracias a que Macri derogó la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, forma un blindaje monolítico que protege al gobierno, ocultando o minimizando sus errores y denostando despiadadamente a la oposición, principalmente a la ex presidenta y sus miembros.

El 10% de los medios que no están consubstanciados con Cambiemos, es decir los medios independientes, están constantemente presionados y reciben escasa o nula asignación para publicidad oficial. Sus periodistas, designados como ultrakirchneristas por los editoriales de Clarín y La Nación, han recibido numerosas amenazas y los que trabajaban en la radio y el canal nacional fueron todos despedidos.

Por lo tanto, Macri no necesita clausurar ningún diario, es más le conviene que siga existiendo ese 10% para justificar que hay libertad de prensa.

                    Santiago Madonado, víctima de desaparición forzada 
Las otras dos instituciones que deben funcionar para que haya democracia son el Parlamento y la justicia.
Con respecto al primero, cuando hay una ley que al gobierno no le gusta la veta, o la modifica como hizo con el blanqueo de capitales en que incluyó a sus familiares cuando el Congreso había establecido que no debían participar.

Los senadores están presionados porque los gobernadores de las provincias que representan fueron amenazados por Macri con reducirles el presupuesto o exhibirles ante la opinión pública algún antecedente de dudoso comportamiento. Por lo tanto, tenemos un Parlamento con una libertad de acción restringida.

Sin duda lo más grave es la situación del Poder Judicial, el macrismo se ha rodeado de jueces totalmente politizados e impresentables, que sancionan leyes contra la oposición y al mismo tiempo cajonean todas las denuncias de corrupción que perjudican al gobierno. Juez que no les gusta es sometido a un desgaste mediante falsas acusaciones que aparecen en tapas de los diarios y en el ejército de trolls a través de las redes creado por Cambiemos. Alejandra Gil Carbó, la Procuradora general de la Nación, es una de las víctimas que Macri quiere eliminar, hasta ahora sin poder logarlo, y tener vía libre para sus atropellos. Se puede afirmar que los Tribunales de Comodoro Py se transformaron en un comité político de Cambiemos.


                                  El impresentable juez Claudio Bonadio

La protección mediática, un Congreso de poder limitado y un Poder Judicial dúctil, permitieron que en los 18 meses de gobierno de Macri se hayan producido:

·         Represiones violentas a despedidos de fábricas y empresas.
·         Detención por portación de cara sin motivo que lo justifique.
·         Existencia de presos políticos.
·         Desaparición forzada de personas.
·         Allanamientos sin orden judicial de gremios, personas, talleres, clubes y otras instituciones.
·          
Fue muy grave el último episodio de represión que ocurrió el viernes pasado al término de la masiva manifestación en Plaza de Mayo para que se esclarezca la desaparición forzada de Santiago Maldonado, producida por la Gendarmería y que el gobierno, como principal responsable, se niega a investigar. La marcha fue totalmente pacífica y se desconcentró en forma ordenada. Quienes estuvimos allí hasta último momento damos fe de que así fue. Cuando ya no quedaba casi nadie en la plaza aparecieron los robocops o cascarudos avanzando en formación cerrada. Detrás de ellos escondidos y agachados se encontraban unos cuantos individuos con los rostros semitapados y ante una orden se desprendieron de los robocops y empezaron a causar desmanes.

Entonces comenzó el teatro, vinieron bomberos que no apagaron los incendios producidos por estos infiltrados, porque al día siguiente la prensa servil debía mostrar los desmanes y ocultar el éxito de la manifestación. Robocops y policías de civil comenzaron a reprimir violentamente a personas, periodistas y transeúntes que se encontraban en la zona. Ingresaron en bares y se llevaron a gente que estaba sentada comiendo o tomando alguna bebida. Fueron en total 30 que los diarios catalogaron como agitadores y los tuvieron incomunicados 48 horas. Como todo el mundo tiene celulares, esta siniestra payasada quedó totalmente al descubierto y a las 48 horas “los peligrosos anarquistas” detenidos tuvieron que ser liberados sin que se les pudiera imputar cargo alguno.

                   Escenas de la violencia policial

Nada de lo que acabo de describir se produjo en gobiernos democráticos y sí en las dictaduras militares.

Con todo lo dicho, dejo a criterio del lector si considera que este gobierno es, al menos, una dictadura encubierta.


Y esto es solo el comienzo. Por ahora, la única defensa es la reacción ciudadana a través de marchas y encuentros, una derrota importante de Cambiemos en las elecciones de octubre, paros masivos y las denuncias de los atropellos del gobierno por parte de los pocos medios y periodistas independientes.

Mientras tanto, los Benetton y los latifundistas de la Patagonia, descorchan champan y brindan en honor a Patricia Bullrich 

3 comentarios:

  1. Es la descripción correcta.Nos pasa con asombro, parecia que se habian consolidado derechos y garantias. Mucho resiste, veremos si la elección y el voto modifican la situación.

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  2. Hola RF. Está bueno tu texto.
    Corregí donde dice "dictadura del 73".
    Estos tipos son herederos ideológicos y políticos de todas las dictaduras que hubo en el siglo 20.
    ATTE.
    Abrazos
    HRC

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  3. Esto de entrada es un golpe de estado cívico votos, sin necesidad de los servicios de lis serviles lacayos militares pretorianos, además, hubo fraude en diciembre del 2015

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