sábado, 28 de enero de 2017

WERNER HERZOG Y SU CINE DEL IMPOSIBLE




                                                 Werner Herzog

Werner Herzog, alemán de nacimiento tiene actualmente 74 años, pero sigue enfrentando situaciones límites propias de un joven temerario y aventurero. Su última filmación es un documental sobre los volcanes, que para Herzog no pueden ser otra cosa que volcanes en plena actividad, acercándose peligrosamente a sus bocas. Herzog nunca se arrepiente ni da marcha atrás con sus proyectos, por más descabellados que sean y sobre esto hay varios ejemplos.

En 1974, su amiga Lote Heisner, personaje sagrado en el ambiente de la cinematografía alemana y francesa, estaba gravemente enferma. Herzog la admiraba por su talento como crítica cinematográfica y por su libro La Pantalla Diabólica, una obra de referencia indispensable para todo cineasta, especialmente dentro del género expresionista. En cuanto Herzog se enteró, decidió que Lote no debía morir, “el cine no puede prescindir de ella y no voy a permitir que esto suceda”, se dijo así mismo. Acto seguido puso las necesidades más imprescindibles en su mochila y se encaminó, munido de una brújula, hacia la casa de Lote a pie, sin cuestionarse que él vivía en Munich y ella en París y que los separaba una distancia de 700 kilómetros.

Después de 21 días de dormir en cobertizos, cementerios, atrios de iglesias y ocasionalmente en la casa de alguna persona caritativa que no se arredraba por su aspecto de vagabundo, encontró a su ídolo vivo y que continuaría en este mundo por 9 años más. Plasmó la aventura en uno de sus libros: Del caminar sobre hielo.

                                     Lote Heisner (1896-1983)

El cineasta Erroll Morris se había sumergido en un emprendimiento fílmico que parecía superar su capacidad y estaba al borde de abandonar la producción. Herzog para estimularlo anunció públicamente que si Morris lograba terminar la obra, cocinaría uno de sus zapatos y se lo comería. Ante el desafío Morris finalizó la película que se llamó La puertas del paraíso. Herzog cumplió su promesa y rodeado de un selecto público y una cámara que lo filmaba se comió su zapato.

Quizás la filmación que más trabajo le dio fue Fitzcarraldo, sobre la epopeya de un irlandés millonario que decidió construir una ópera en plena selva amazónica para que en ella cantara Caruso. En la historia real, uno de los episodios fue el traslado por un tramo terrestre y empinado de un barco fluvial de 340 toneladas, para luego ponerlo a navegar en un amplio río. Herzog consideró que si Fitzcarraldo pudo hacerlo, él también lo lograría.


Escena de la película Fitzcarraldo subiendo una nave por un camino empinado

El rodaje de la película fue extenuante y decenas de veces, el proyecto estuvo al borde del fracaso. Después de 6 semanas de rodaje Herzog tuvo que comenzar de nuevo, porque el protagonista original sufrió una disentería galopante. Intentó con Mick Jagger de los Rolling Stones, quien no soportó las penurias y regresó a la civilización a integrarse con su grupo musical. Finalmente, Herzog recurrió nuevamente al conflictivo y violento Klaus Kinski, quien además era un psicópata sexual.

Herzog había producido con Kinski varias películas y todos recordamos Aguirre la ira de Dios, también filmada en situaciones extremas de la selva peruana y amazónica. El equipo técnico que participaba en aquellas filmaciones, solía observar con paciencia y angustia las discusiones y los gritos entre el director y su actor fetiche y cuando todo parecía que uno de ellos se aprestaba para lanzarse sobre el otro y estrangularlo, el escenario retornaba a su ritmo natural y continuaba el rodaje.


                     Klaus Kinski (1926-1991)

El sistema Netflix acaba de incorporar la última creación de Herzog: Hacia el infierno, que como señalé al principio es la incursión de este director en los volcanes. Devenido en alpinista, en ocasiones enfundado en un traje de amianto y con máscara de oxígeno, para evitar el calor y la toxicidad del flujo piroclástico que contiene partículas metálicas y gases con altas temperaturas, Herzog realiza tomas maravillosas, situándose lo más próximo posible al cráter del volcán. Muchas tomas son nocturnas para resaltar al máximo los chorros de material incandescente que escupe la montaña, o los ríos de roja lava que descienden por las laderas.

               Herzog con Oppenheimer al borde del cráter de un volcán

Esta no es la primera vez que Herzog incursiona acerca de este fenómeno de la naturaleza. En 1977 estuvo en Saint Vincent filmando al volcán caribeño La Soufriere. Según los sismólogos era inminente que originara una gigantesca explosión y los pobladores se habían alejado considerablemente de la montaña excepto un nativo que sentado a los pies de un árbol no quería abandonar su lugar de origen. La otra persona que aún permanecía era el propio Herzog quien lo filmaba mientras el hombre cantaba en su lenguaje incomprensible. Este episodio está incorporado a la actual película junto con la filmación de volcanes en la Antártida, Indonesia, Islandia, Corea del Norte y Etiopía. Lo acompaña Clive Oppenheimer un joven geólogo de la universidad de Cambridge experto en vulcanografía, que se transformó en coproductor de la obra.

Tan interesante como las imágenes de los volcanes, la película tiene otro lado fascinante, que son los habitantes y la obstinación de muchos de ellos en no abandonar la zona de acción del volcán. “¿Por qué la gente vive cerca de un volcán que en cualquier momento puede explotar y llevarse todo puesto? ¿Qué devoción suicida hace que se organicen socialmente a los pies de una montaña sagrada? Siempre me interesó la gente que vive a la sombra de los volcanes; sus sistemas de creencias, sus demonios, sus nuevos dioses, sus miedos, su forma de vida” manifestó Herzog en una de las entrevistas que le hicieron.

Una respuesta la obtuvo al visitar la comunidad de la isla de Ambryn, al norte de Nueva Zelanda. Allí se encuentra el volcán Marum, en permanente actividad, cuyo ancho cráter muestra un verdadero lago de lava. “Nosotros no nos alejamos del volcán porque en él moran los espíritus de los muertos de nuestra tribu y se enoja ante la presencia de los turistas”, le informó el jefe de la tribu.


                                                         Volcán Marum

La única visita que Herzog hizo a un volcán inactivo fue en Corea del Norte. Sin embargo, esa parte de la película es la más interesante, porque muestra la sociedad de ese país, un totalitarismo militarizado donde el estado ejerce un control absoluto. Los estudiantes llevan uniformes similares a los de un soldado, excepto que no portan armas. Periódicamente el gobierno organiza manifestaciones masivas que hacen recordar a las películas de Leni Riefensthal, la cineasta de Hitler, que mostraba en escenarios gigantescos miles de soldados rigurosamente alineados en una estética que resultaba agobiante y fascinante a la vez.


                             Desfile

En el caso de Corea del Norte, las manifestaciones son igualmente masivas, pero más coloridas y dinámicas, que con sincronismo perfecto de impecables coreografías, forman símbolos y palabras que ensalzan al régimen y en las que participan miles de estudiantes. Las calles y las estaciones del subterráneo, exhiben grandes murales hechos con pequeñas piezas de cerámica que adulan a la dinastía familiar de Kim Il-sung y su hijo Kim Jong-il alzando y acariciando niños, saludando a un campesino o a una mujer anciana, todos con rostros que expresan felicidad. El control de la información es total y el acceso a internet es imposible.



El Monte Paektu, en Corea del Norte, está inactivo desde su última erupción hace mil años. En su gigantesco cráter hay un lago que en algún momento se puede transformar en lava, ya que se encuentra en la lista de volcanes inestables. Desde tiempos milenarios está considerado como un sitio sagrado, emblema que la dictadura ha sabido aprovechar para manifestar que el gobierno está protegido por el monte.

Una vez más con Hacia el infierno, Herzog nos deleita con esta joya cinematográfica, producto de su talento, su creatividad y su desprecio por todo tipo de riesgos. Además de mostrarnos el espectáculo de los volcanes nos revela al ser humano con sus creencias, sus supersticiones y la facilidad con que puede ser manipulado ante una propaganda masiva y reiterada.


Mariana Enríquez. El sacrificio. Suplemento Radar de Página 12, 22/02/2015.
Werner Herzog. Del caminar sobre hielo.
Luciano Monteagudo. Un documental alucinante sobre el más alucinante de los rodajes. Página 12, 16/07/2002.
Andrés Hax. Vida y obra de Werner Herzog. Suplemento Ñ, 31/01/2014
Fernando Krapp. El sueñero. Suplemento RADAR de Página 12, 04/12/2016.
Horacio Bernades. Volcanes y mitología. Página 12/12/2016.

Hacia el infierno.

4 comentarios:

  1. Oswaldo C de Maryland28 de enero de 2017, 18:37

    Magnífica tu reseña sobre Herzog, Ricardo. No concía su interés en volcanes. Busqué en youtube y encontré un trailer sobre "Hacia el Infierno"

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  2. Muchas gracias Ricardo, el material espectacular!!!!

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  3. Gracias por el artículo! Vi algunos documentales de Herzog que son joyas. Mi hija tb es fan!
    Beso.

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