lunes, 12 de octubre de 2015

FANATISMOS ARGENTINOS


Liga Patriótica
Esta organización se empezó a gestar como consecuencia de los disturbios obreros que culminaron en la Semana Trágica en enero de 1919 bajo el gobierno de Hipólito Yrigoyen. El objetivo de sus integrantes fue crear una guardia cívica que cooperara con las autoridades en el mantenimiento del orden público. En su manifiesto señalaban "que la civilización nacional engendró la Liga Patriótica Argentina, que nació para reunir a todos los hombres sanos y enérgicos con el fin de colaborar con la autoridad para mantener el orden y vigorizar los sentimientos esenciales del alma nacional, que por lo eterno funda la patria".


                           Emblema de la Liga patriótica

El contenido del manifiesto ya demostraba varios aspectos negativos, por un lado engreimiento y arrogancia de ser los elegidos por el destino: “hombres sanos y enérgicos”, en forma velada señalaban que serían un grupo de choque y de violencia al agregar: “colaborar con la autoridad para mantener el orden”, y finalmente un objetivo oscuro e indefinido: “vigorizar los sentimientos esenciales del alma nacional”, un frase bonita que no significa nada.

Los voluntarios se inscribían en las comisarías y en el Centro Naval, porque el cerebro original de este engendro fue el almirante Domecq García, quien luego cedió el lugar a Manuel Carlés. La adhesión convocó a sacerdotes, intelectuales, industriales, militares, empresarios y políticos, que vieron en su propuesta nacionalista la posibilidad de frenar la conflictividad reinante, atribuida al avance de "ideologías extrañas."


                        Almirante Domecq García

Entre sus primeros integrantes figuraban Joaquín Anchorena, Estanislao Zeballos, Vicente Gallo, Monseñor D’ Andrea, Manuel De Iriondo y Manuel Carlés que fue su presidente.

El diagnóstico que hacían de la realidad social argentina los llevaba a afirmar que el grado de impunidad existente provenía de la decadencia de los principios de autoridad, responsabilizando al gobierno de Yrigoyen por la pasividad y permisividad demostrada frente al desarrollo de actividades de los "elementos ácratas."

En la práctica, la liga fue un grupo sectario e intolerante con los que pensaban de manera diferente a ellos y se fijaron como meta combatir a todos los que atentaran “contra la moral de la familia fundada en el matrimonio, contra la constitución fundada en el respeto a la autoridad, en la inviolabilidad de la propiedad y en el ejercicio de la república”. Muy pocos quedaban a salvo de su accionar ya que consideraban enemigos de la sociedad y de la institución: al anarquismo, al sindicalismo y al socialismo, pero como si estos fueran pocos, también entraron en la misma bolsa los indiferentes, los anormales, los envidiosos y haraganes, los inmorales sin patria, los agitadores sin oficio y los enemigos sin ideas. Más simple era decir quienes estaban excluidos de la mano redentora y justiciera de la liga: los católicos de buena posición social y de ideas conservadoras.

El método que más utilizaron fue el uso de la violencia en las huelgas, donde siempre encontraban motivos para justificar su accionar. Con la connivencia del Ejército, la tolerancia y casi beneplácito del gobierno de Yrigoyen, quien pagaría caro esta pasividad, la colaboración de la policía y la aprobación de la jerarquía Eclesiástica, la Liga consideró que sus actos estaban legitimados y que podía prescindir de las leyes y de las instituciones republicanas. Todo aquél que no tuviera devoción por Dios y por la Patria y no obedeciera al orden legal ni a las jerarquías sociales se convirtió en su enemigo.

El arzobispo de Buenos Aires junto con el Nuncio Apostólico y con Manuel Carlés en un acto de la Liga Patriótica

El Diputado socialista Nicolás Repetto la denunció en el Congreso como una organización paramilitar estrechamente conectada con el Ejército. "Durante la Semana Trágica —dice Marysa Navarro Gerassi en 'Los nacionalistas'— los miembros de la Liga llevaron a cabo los primeros pogroms en la Argentina. Los autotitulados patriotas, buscando proteger a la Nación frente a una conspiración rusa, e identificando a judíos con rusos, invadieron el barrio judío, matando y maltratando a la población aterrorizada."

En julio de 1923, la Liga propició en el teatro Coliseo, las cuatro conferencias donde Leopoldo Lugones dictó las nueve bases: "Italia acaba de enseñarnos, bajo la heroica reacción fascista encabezada por el admirable Mussolini, cuál debe ser el camino a seguir...". Un año después, en diciembre de 1924, el mismo Lugones proclamó: "Yo quiero arriesgar algo que cuesta mucho decir en estos tiempos de paradoja libertaria y de fracasada, bien que audaz, ideología: ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la espada". Con sus discursos, Lugones estaba legitimando el golpe militar que años después derrocaría a Yrigoyen.

La ideología de la Liga se emparentaba con lo más reaccionario de la derecha católica argentina y preanunció los que serían los elementos fundamentales del nacionalismo elitista argentino: autoritarismo, rechazo a la inmigración extranjera, antisemitismo, admiración por las fuerzas armadas, patriotismo fanatizado, anticomunismo. Sus ataques incluyeron barrios obreros y la quema de bibliotecas populares, sindicatos e imprentas.

La Liga se mantenía con importantes donaciones otorgadas por "las mejores familias", cuyos jóvenes integraban, manejando los coches de papá, los grupos de choque. El entrenamiento lo daban militares de alta graduación y el “auxilio espiritual” de miembros de la jerarquía eclesiástica. De más está decir que los diarios La Nación y La Prensa miraron con simpatía a estos elementos, porque muchos de ellos provenían de la rancia oligarquía.


                          Niños bien de la Liga Patriótica

Cuando vino el golpe militar de Uriburu, la Liga participó en forma activa y lentamente se fue desintegrando. El nuevo gobierno militar que tenía la misma ideología, hizo que las actividades de la Liga ya no fueran necesarias, ahora estaban legitimadas desde el poder.

El legado de la Liga Patriótica fue recogido décadas después por el ultracatólico Beccar Varela quien fundó “Tradición, Patria y Propiedad un movimiento ultramontano, descolocado en el tiempo, amante de estandartes escudos y blasones, afortunadamente inofensivo y actualmente extinguido.

El Grupo Azcuénaga.
La causa del Ingenio Ledesma incorporó una nueva prueba: el certificado del registro de propiedad de un petit hotel de la calle Azcuénaga 1673, en la Ciudad de Buenos Aires que dio nombre al llamado Grupo Azcuénaga, creado en 1973. 

La residencia perteneció a Carlos Pedro Blaquier procesado por la matanza de obreros en su empresa azucarera.
La causa Blaquier puso en evidencia al Grupo Azcuénaga y al grupo Perriaux. Sus historias fueron reconstruidas, entre otros, por Vicente Muleiro en su libro fundacional 1976: El golpe civil.

Quienes aparecen en ambos grupos son funcionarios de las distintas dictaduras o empresarios que integraron grupos de lobby antes y después del golpe de marzo de 1976. Estos civiles son los mismos que protagonizaron el proceso de la deuda externa y los que, a la hora presente, están ligados al último canje de deuda y a los litigios con los fondos buitre.
El Grupo Azcuénaga se conformó en 1973 con el gorilaje desorientado tras el rotundo triunfo del peronismo. Uno de los contertulios era Jaime Perriaux, que formó la pata civil del videlismo con eje en José Alfredo Martínez de Hoz y la participación de Mario Cadenas Madariaga, Horacio García Belsunce (padre), Guillermo Zubarán, Enrique Loncan, Armando Braun y Jorge Zorreguieta (padre de Máxima), en representación de la Sociedad Rural Argentina.


Jorge Zorreguieta como secretario de Agricultura y Ganadería junto con el general Jorge Rafael Videla

Perriaux era abogado y fue ministro de Justicia de Levingston en 1970 y 1971, de Lanusse entre 1971 y 1973 y creador de la Cámara Federal en lo Penal, el “Camarón”, para perseguir a la oposición política, ya bajo la figura de la “subversión”. Amigo de José Alfredo Martínez de Hoz, fue además una figura clave en los acuerdos y consensos políticos entre los sectores de la derecha y el ala militar videlista antes del golpe.

Esta estructura tuvo enorme actividad en las políticas de desgaste sobre el gobierno peronista impulsadas desde las organizaciones empresarias, los lock-outs patronales, la construcción de consensos o la legitimación del golpe de Estado desde las usinas políticas y sobre todo desde los medios de comunicación.

Para este grupo, la decadencia del país comenzó con el voto universal de la Ley Sáenz Peña. El punto central estaba dado por la participación de las masas en política, al punto que el accionar masivo era utilizado como factor explicativo de la decadencia nacional. Fuertemente anclada en su particular interpretación de la concepción orteguiana sobre las sociedades de masas. El populismo, y dentro de él el peronismo como expresión paroxística, era entendido como el fenómeno que posibilitaba el ingreso del temido comunismo.

Esta estrategia discursiva erige un hombre-masa, carente de individualidad y perteneciente a un colectivo amorfo; reemplaza al pueblo por la multitud, y postula en su reemplazo a minorías elitistas, que no son otra cosa que los grupos de poder, que actúan para su propio beneficio.

Actualmente, ante las derrotas en diferentes provincias, volvieron a resurgir los voceros que añoran el voto calificado y señalan que a las masas se las compra con dádivas. Sin embargo, todos conocemos a personas con niveles de educación terciaria que decidieron votar a Macri porque les arregló la vereda o decoró la plaza frente a la cual viven, una visión individualista y microscópica, mucho más primitiva que quienes votan por el FPV porque se pudo jubilar o su hijo tiene una computadora o pudo adquirir una vivienda, por mencionar algunos de los numerosos beneficios sociales del kirchnerismo.


La Liga Patriótica Argentina. Abuelas de Plaza de Mayo. http://www.elortiba.org/liga.html
Marcelo Larraquy. Marcados a Fuego. La violencia en la historia argentina. De Yrigoyen a Perón (1890-1945) Editorial Aguilar. Urugya, 2009.
Mirta Moscatelli. La Liga Patriótica Argentina Una propuesta nacionalista frente a la conflictividad social de la década de 1920. https://es.scribd.com/doc/205538157/La-Liga-Patriotica-Argentina-A1a

Alejandra Dandan. Un petit hotel para la usina civil del golpe de Estado
Página 12, 26,08,2013
Martín A. Vicente. El caso del grupo Azcuénaga. KAIROS. Revista de Temas Sociales. Proyecto Culturas Juveniles. Publicación de la Universidad Nacional de San Luís ISSN 1514-9331. URL: http://www.revistakairos.org



3 comentarios:


  1. La Liga Patriótica fue tomada como antecedente e inspiradora de la "Triple A" según declaraciones de militares que no estuvieron con el golpe de 1976.
    Otra organización más remota que la tomó como ejemplo fue la Alianza Restauradora Nacionalista.Bueno como siempre Ricardo. Abrazo

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  2. La violencia estuvo siempre del lado de la derecha

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  3. El proyecto de Massa de involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico es una locura. Estas instituciones apenas están capacitadas para enfrentar a un enemigo externo, como ya se demostró en Malvinas, menos aún contra la telaraña infernal del narcotráfico que tiene comprados a jueces, políticos, gobernantes (como Massa) y que disponen de mucho dinero. En México y otros países de América latina donde aplicaron ese método, fracasaron totalmente y solo lograron que aumente el número de asesinatos relacionados con la droga.
    Seguramente Massa estaría de acuerdo en una Liga Patriótica contra el narcotráfico.
    En lugar de culpar a las villas que se limitan al menudeo, que investigue en su territorio, en Nordelta donde están los cabecillas y no se haga el distraído.

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