lunes, 1 de junio de 2015

FRENTE AL PELOTÓN

                                       Escudo de la casa Habsburgo

El 19 de junio de 1867 Maximiliano I, emperador de México, enfrenta el peor momento de su vida. La mañana es atroz y verdadera, mientras el pelotón de fusilamiento carga sus armas y espera la orden de fuego, por su mente los recuerdos se suceden en ráfagas vertiginosas. Surgen en su memoria imágenes de la infancia en los palacios de Viena rodeado de tutores y maestros. Una rígida disciplina educativa de numerosas horas diarias, que lo convierte en la persona más culta de la nobleza europea, llegando a manejar con fluidez siete idiomas y poseer conocimientos en numerosas ciencias. Todo ese bagaje es ahora superfluo para eludir su sentencia a muerte. ¿Le faltó tacto político o la fatalidad de las circunstancias lo llevó a esta situación en el lugar equivocado a miles de kilómetros de su querida Viena?

Recuerda sus tiempos de gloria cuando fue comandante en jefe de la marina austríaca, a la que incorporó innovaciones y flamantes unidades con una de las cuales dio la vuelta al mundo en una expedición científica. Fue la primera vez que una nave de su país circunnavegó el globo. Junto con su hermano, el emperador de Austria Francisco José, participó en numerosas campañas para pacificar el imperio.



                      Maximiliano y Carlota

Su recuerdo se detiene en el fastuoso casamiento con su prima Carlota de Bélgica. Pero ella no está para acompañarlo en el momento en que más necesita su afecto, se fue a Europa a solicitar ayuda para su esposo y la noticia de su fusilamiento le haría perder el juicio que nunca más recuperó.

Ahora los recuerdos de Maximiliano retroceden ocho años y se detienen en el momento fatídico en que una comisión de la aristocracia mexicana, los cipayos vernáculos de aquél momento, le fueron a solicitar que asumiera el trono como emperador de México. Presionado por las veleidades imperiales de Napoleón III sobre ese país, el apoyo del Vaticano y la presencia de un importante ejército francés, Maximiliano finalmente accede cometiendo la decisión más funesta de su vida.

Comisión mexicana le pide en Trieste a Maximiliano que acepte ser emperador de México

Recuerda la partida desde Trieste, con su puerto embanderado y las bandas militares que lo saludan con honores. Su embarcación es escoltada por naves austríacas y francesas y al pasar por el estrecho de Gibraltar, la reina Victoria ordena que los cañones le lancen salvas de despedida. Infatuado por las circunstancias, arriba a Veracruz en 1864 sin saber que a su reinado y a su propia vida sólo le restan 3 años.

Su primer desencanto fue la recepción, sólo están presentes los aristócratas que lo visitaron en Europa, el pueblo salvo algunos curiosos brilla por su ausencia. México está convulsionado, las armas republicanas de Benito Juárez tienen enfrentamientos permanentes con las fuerzas francesas, que superiores en número y armamento, las obligan a continuas retiradas para contraatacar nuevamente.

Maximiliano junto con Carlota y su séquito se radican en el castillo de Chapultepec, carece del boato y la pompa de los palacios vieneses o de su mansión de Trieste, pero es lo mejor que hay en México.



Benito Juárez (1806-1872), la figura más importante en la historia de México

Mientras tanto, Benito Juárez desplaza su magro gabinete de una ciudad a otra, escapando de ser arrestado por los franceses que cuentan con el aval de la indigna aristocracia local desconforme con las leyes progresistas de Juárez. 

Maximiliano proveniente de una dinastía de siglos, nada menos que la del Sacro Imperio Romano, no percibe que se encuentra en el momento y lugar inadecuados y subestima a ese mestizo de baja estatura que se empecina en seguir siendo presidente. Juárez es de una conducta y tenacidad inquebrantables que no se alteran aunque tenga que estar huyendo continuamente en diligencia o a caballo cubierto por el polvo de los caminos.

En cuestión de meses, el azar se torna desfavorable para el Emperador, finaliza la guerra de Secesión en Estados Unidos y el gobierno de Washington empieza a preocuparse por México. El país del norte no está dispuesto a que potencias europeas se inmiscuyan en lo que considera su área de influencia. Presiona a Napoleón III, quien decide retirar sus fuerzas. En contrapartida Estados Unidos le facilita armas a las fuerzas republicanas. El emperador queda solo y sitiado y finalmente es hecho prisionero. Una corte marcial lo condena a muerte, Juárez no hace concesiones, Maximiliano había hecho fusilar a muchos de sus hombres y además quiere dar una lección a las potencias europeas para que no se entrometan con la soberanía de México.

El ruido de las armas cargándose, ahuyenta sus pensamientos y lo devuelve a la terrible realidad. El impacto de los proyectiles lo arroja hacia atrás y mancha de rojo su camisa de fina seda. La imagen pasa a la historia en el famoso óleo de Edouard Manet: La Ejecución del Emperador Maximiliano, pintado dos años más tarde.

Edouard Manet. La ejecución del Emperador Maximiliano (6 de julio de 1832)

Ocaso de la dinastía Habsburgo
Rodolfo, el hijo de Francisco José y sobrino de Maximiliano quién debía suceder en el trono a su padre, se suicidó en 1889 junto a su amante la baronesa María Vetsera en la residencia de caza de Mayerling, tenía sólo 31 años. El cadáver de la joven fue retirado a escondidas la noche siguiente para evitar el escándalo y el edificio es transformado en un convento de Carmelitas. La madre de Rodolfo la muy hermosa y espigada Isabel que inspiró la serie de Sissi, con Romy Schneider como protagonista, nunca se pudo recuperar de la muerte de su hijo. Estando de paseo por Ginebra, Suiza, fue apuñalada mortalmente por un anarquista.

Con la muerte de Rodolfo el trono de Austria pasó a manos de su sobrino el archiduque Francisco Fernando, cuya mayor pasión era la caza y se vanagloriaba de haber matado alrededor de 5000 ciervos. Los animales tuvieron su venganza ya que un extremista mató al archiduque y su esposa durante su visita a Sarajevo. Fue en 1914 y constituyó la chispa que generó la Primera Guerra Mundial. Terminado el conflicto, también fue el fin de la monarquía de la casa Habsburgo.

Maximiliano, Rodolfo, Isabel y el archiduque Francisco Fernando, cuatro muertes violentas en menos de 50 años

La ejecución del Emperador Maximiliano. Artehistoria. http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/obras/22.htm

Biografía de Maximiliano de Habsburgo. Historia Universal. http://www.historiacultural.com/2011/05/biografia-maximiliano-de-habsburgo.html



4 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo y aprovecho para decirte que leí con mucho placer y sumo interés tu libro Onírica, es un extraordinario trabajo repleto de detalles de buen gusto y con un concepto integrador muy poco frecuente. ¡Felicitaciones!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Daniel, viniendo de vos tu comentario tiene un valor agregado. El laboratorio tiró 10.000 ejemplares y piensan en una reedición. Me gustaría que saliera del ámbito de los médicos hacia el público, pero por ahora está restringido a los profesionales de la salud
      Saludos

      Eliminar
  2. Siempre me impresionó la historia de este triste personaje, desde que escuché, tal vez por primera vez, su relato en un programa de radio que usaba de cortina , el segundo movimiento del Concierto No.2 de Rachmaninov, (¿Hace 70 años?), sin olvidar la película protagonizada por Paul Muni con Bette Davis como Carlota. Finalmente, además de la literatura y el cine, tuve la suerte de visitar en Trieste, el palacio Miramare, pensado, "a quién se le ocurre salir de aquí para irse a ninguna parte"!
    JC

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que quise resaltar en este artículo es que la venida de Maximiliano no fue por decisión de Austria ni de las potencias europeas sino que fueron los cipayos vernáculos de turno que en patota lo fueron a buscar. Algo parecido a lo que hizo Florencio Varela cuando fue a Inglaterra a pedir ayuda a los ingleses para derrocar a Rosas. El resultado fue el combate de la Vuelta de Obligado que le mostró a la esucala anglofrancesa que aquí no los queríamos.
      Por ese motivo San martín le donó su sable a Rosas que ahora gracias a la presidenta Cristina descansa en el lugar que le corresponde.

      Eliminar