miércoles, 20 de mayo de 2015

EL MUNDO ES REDONDO

Que la Tierra es redonda, no es novedad alguna y hasta la civilización más primitiva del planeta lo sabe. Sin embargo, durante gran parte de la Edad Media, la esfericidad del mundo en que vivimos era cuestionada en no pocos ámbitos científicos.

En los albores del Renacimiento, era un hecho aceptado que la Tierra es redonda, pero se ignoraba su tamaño, o mejor dicho su circunferencia que es lo que más interesaba para la navegación, especialmente después que ejércitos del Imperio Otomano conducidos por Suleiman el Magnífico, pusieron grandes dificultades para que los europeos, dirigiéndose por tierra hacia el este, llegaran a la India y pudieran adquirir las preciadas especias.

La solución era dirigirse hacia el oeste, atravesando un mar cuyo tamaño era desconocido. Los atlas de la época de Colón consideraban que la circunferencia terrestre era de aproximadamente 30.000 kilómetros. Por su parte, el navegante genovés, quizás en su entusiasmo de convencer a los reyes católicos, cometió gruesos errores de cálculo ya que consideró que Japón estaba a poco más de 4000 kilómetros de Europa, o sea en donde México se encuentra actualmente.


Cristóbal Colón (143 o 56- 1506). Probablemente ningún personaje de la historia tuvo tantos retratos  y ninguno parecido al otro. 

Conocimientos mucho más precisos que los europeos sobre geografía, astronomía y cualquier otra disciplina, ya la tenían los griegos dos mil años antes que la Europa sumida en el oscurantismo de la Edad Media. Y si los reyes católicos en su fanatismo religioso no hubieran tomado la trágica decisión de expulsar a los judíos y a los árabes, las dos civilizaciones más desarrolladas de entonces, muchos aspectos de la historia habrían sido distintos. Los árabes, en su proximidad con Alejandría se nutrieron de la cultura grecorromana y por ello sus conocimientos fueron mucho más avanzados que en el resto de Europa.

Eratóstenes y la circunferencia terrestre


                                                   Eratóstenes 

Eratóstenes nació en Cirene, Libia en el año 284 antes de JC y se podría decir que era el Leonardo Da Vinci del mundo griego de entonces. Sus conocimientos abarcaban la geografía, la astronomía, la historia, las matemáticas y la filosofía y en sus horas libres, entre otras actividades escribía poemas. Su fama llegó a los oídos de Ptolomeo III, rey de Alejandría, el enclave griego en Egipto, que junto con Atenas constituían los dos focos de ciencia del mundo antiguo. Ptolomeo quería que Eratóstenes educara a sus hijos y en recompensa lo nombró director de la famosa Biblioteca.

Fue allí que un día leyó en un papiro que en el puesto militar de Siena, cerca de las cataratas del Nilo, en el mediodía del 21 de junio del solsticio de verano, una vara vertical no proyectaba sombra. Para cualquier lector este dato era intrascendente, prácticamente insignificante, pero no para un observador como Eratóstenes. Comprobó que en la misma fecha y a la misma hora en Alejandría el sol producía una sombra en una vara semejante. La primera deducción que hizo fue que el mundo no era plano, porque de ser así debido a la enorme distancia entre el Sol y nuestro planeta, los rayos deberían caer verticalmente tanto en Siena como en Alejandría. 

Dedujo que la Tierra tenía una curvatura o sea que era redonda y cuanto mayor fuera la curvatura, mayor será la diferencia entre las longitudes de la sombras. Si se prolongan los palos hasta llegar al centro de la tierra formarán un ángulo de 7 grados. Para eso, necesitaba un dato más: la distancia entre Siena y Alejandría, entonces contrató gente que caminando, midiera la distancia que fue calculada en 800 kilómetros (5040 estadios, que eran la unidad de longitud griega). Siete grados es la cincuentava parte de los trescientos sesenta grados de la circunferencia terrestre. Multiplicó 800 kilómetros por 50 y el resultado fueron 40.000 kilómetros, 76 kilómetros menos que la circunferencia real calculada por medio de satélites artificiales.

Phileas Fogg y Nelly Bly: la ficción y la realidad

Julio Verne (1828-1905) y una de las primeras portadas de su novela La vuelta al mundo en 80 días.

En 1872, ya se conocía con bastante exactitud la circunferencia terrestre, por lo tanto, el flemático caballero británico Phileas Fogg de la obra de Julio Verne, apostó a los demás socios del aristocrático club que frecuentaba, que podía dar la vuelta al mundo en 80 días. Fogg regresó a su casa un viernes 20 creyendo que era sábado 21, porque había tardado 81 días según el registro meticuloso que llevaba en su diario, pero como se había dirigido hacia el este había ganado 24 horas y también la apuesta que hizo a sus amigos.

Diez y siete años después que Julio Verne escribiera su famosa novela; Nellie Bly una periodista audaz del New York World de Nueva York, repitió la hazaña de Fogg, pero tardó 8 días menos y a su regreso en Jersey City una muchedumbre de gente, fotógrafos y periodistas la aguardaba en la estación.

                        Nelly Bly (1864-1922)

Menos afortunado que Fogg fue Magallanes, quién partió de San Lucar de Barrameda el 10 de agosto de 1519 con 5 naves y una tripulación de 265 hombres y se encontró con que recién muy al sur se lograba acceso al océano Pacífico de una inmensidad inimaginable. Casi tres años después sólo una nave con 18 hombres arribó al mismo puerto. Desdentados por el escorbuto, flacos y envejecidos, resultaban irreconocibles para quienes los vieron zarpar jóvenes y robustos. Los detalles de la expedición figuran en el diario de uno de los tripulantes: Antonio Pigafetta, quién fue tan minucioso en su registro, que al llegar a España notó que a su diario le faltaba un día. A diferencia de Fogg, la expedición zarpó hacia el oeste y por lo tanto perdió 24 horas.
Magallanes murió en las Filipinas y no alcanzó a ver que su viaje fue la aventura más extraordinaria en la historia de la humanidad.


Leonardo Moledo. Cristóbal Colón y la redondez de la Tierra. Historia de la ciencia. http://leonardomoledohistoriadelaciencia.blogspot.com.ar/2009/09/cristobal-colon-y-la-redondez-de-la.html

Carl Sagan. Cosmos. Editorial Planeta, Barcerlona 1980.
Stefan Sweig Magallanes.

Julio Verne. La vuelta al mundo en ochenta días.

Eratóstenes y la medición de la esfera terrestre. AstroMía. http://www.astromia.com/biografias/eratostenes.htm





3 comentarios:

  1. Eratóstenes un grosso! Bien explicado, por fin entendí cómo se hacían las mediciones de la tierra, a mí no se me hubiera ocurrido
    Excelente el artículo!

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  2. julito de Laferrere22 de mayo de 2015, 7:47

    Los gorilas que niegan los logros de esta década me remontan al recuerdo de los monjes de la Inquisición que negaban el heliocentrismo

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  3. Julito de Laferrere26 de mayo de 2015, 15:01

    Así como en otros tiempos algunos veían a la tierra cuadrada, viene al caso los comentarios de la prensa hegemónica sobre la cantidad de ómnibus que "llevaron a la rastra" a la concurrencia. De acuerdo a los cálculos de la multitud, se necesitarían más de veinte mil ómnibus. Cristina dió un discurso proselitista y me pareció perfecto. A este gobierno no lo para nadie y lo del traslado del sable corvo fue genial. Me parece que muchos gorilas lo sintieron metido en esa parte del cuerpo por donde eliminamos la materia fecal.
    Realmente estamos ante un fin de ciclo y otro que comienza...del FPV

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