miércoles, 11 de abril de 2012

BOUDOU Y LOS MEDIOS

Hace casi 50 días que los diarios La Nación y Clarín sacan cotidianamente en tapas y en notas interiores, denuncias contra Amado Boudou. El jueves 5 de abril, casi la mitad del diario La Nación estaba dedicado a desacreditar y erosionar la figura del vicepresidente. Ese día sacó 11 notas, todo un record en la historia de la monotemática. A este tsunami de los periódicos hay que agregar la ola de comentarios desatada por los programas periodísticos de los canales dependientes del monopolio Clarín.

Este ataque masivo y sostenido, es totalmente desproporcionado con el posible delito que haya cometido Boudou aún no demostrado. Hay un contraste abismal entre la forma que estos medios silenciaron los desaguisados de Macri, quién se encuentra procesado, con el ensañamiento feroz contra Boudou.

La respuesta a este comportamiento es simple: ni La Nación ni Clarín son periódicos de información imparcial. Desde el primer día en que Néstor Kirchner se puso la banda presidencial, el diario de los Mitre y un poco más tarde el de Magneto, se abocaron entusiastas para desestabilizar a un gobierno que adoptó políticas totalmente opuestas a sus ideologías e intereses. Estos medios fueron el sostén del pensamiento neoliberal de Martínez de Hoz, Alsogaray, Alemann y Cavallo: un país destinado a pocos y ligado a la producción primaria.

Con respecto a Boudou, hasta el presente sólo hay una denuncia de la que fuera esposa de Vandenbroele, quién dijo que su ex marido fue testaferro de Boudou en la maniobra para adquirir la empresa calcográfica Ciccone. El término testaferro se lo puso en la boca el periodismo a la contrariada ex esposa. Legalmente, tratándose de un cónyuge, la denuncia no tiene valor, sin embargo es el único elemento, totalmente endeble, al que se aferró el monopolio mediático para su feroz y sostenido ataque contra el vicepresidente.

Vandenbroele mediante un fondo de inversión rescató a la empresa Ciccone de la quiebra y la adquirió, compitiendo en el negocio con Boldt, una firma de la competencia que pertenece a la familia Tabanelli. La empresa maneja también áreas de dudosa reputación como el casino del Tigre, el negocio de la lotería y 3500 máquinas tragamonedas en diversas ciudades del país.
Siendo Boudou ministro de economía favoreció la recuperación de la empresa Ciccone y flexibilizó condiciones para impedir su quiebra y el despido masivo de sus empleados. Esto lo hizo en detrimento de Boldt.

Hasta aquí no hay ningún delito sustancial a menos que se compruebe que en esa maniobra comercial Boudou recibió algún beneficio económico. Aparentemente Boldt, de estrecha relación con Clarín, cuestionó la legalidad del proceso como único recurso para no perder la empresa Ciccone. Esta denuncia, por el momento está muy lejos de transformarse en realidad.

                                                                    Juez Rafecas

El juez Rafecas mandó allanar una propiedad de Boudou y llama la atención que un periodista de Clarín estuviera presente en el allanamiento cuando se trataba de un procedimiento del secreto sumario.

Cualquier persona, por más equilibrada que sea, que durante interminables semanas sufre un acoso cotidiano con el objeto de enlodar su nombre y trayectoria, puede perder el control y el dominio de sus actos. Quizás algo de esto le pasó a Boudou, cuando en conferencia de prensa en lugar de limitarse a defender pasó al ataque contra los medios y contra el juez Rafecas, responsable de la orden de allanamiento. El juez Rafecas negó rotundamente haber informado en forma anticipada del allanamiento y su opinión es creíble teniendo en cuenta su intachable trayectoria. Mucho más probable es que el activo y eficiente sistema de espionaje de Clarín se haya infiltrado en algún nivel del juzgado para obtener la información. Boudou también lanzó acusaciones contra el estudio jurídico Righi donde se desempeña el hijo del procurador general de la Nación, también de intachable trayectoria.



Boudou empleó una táctica muy desacertada, al caer en el juego de La Nación y Clarín, que buscaron y lograron que se descontrolara. También fue un error importante que no diera lugar a preguntas por parte de los periodistas que asistieron a la conferencia.

Estos diarios están en su derecho de informar para aclarar una maniobra comercial que suponen poco transparente. Lo que constituye un despropósito es el empecinamiento y hostigamiento permanente sobre una situación que a lo sumo merecía un par de columnas a lo largo de estos 50 días, con el agravante de establecer a priori que hubo dolo, basado en pobrísimas evidencias.

La Nación y Clarín deberían elevar su calidad profesional y tener la prudencia de esperar resultados concretos, de lo contrario, esta persistencia que alcanza el hartazgo, los ubica en el rango de pasquines sensacionalistas y terminará resultándoles contraproducente.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo.
    Seguramente del motivo de ataque contra Boudou no llegará a demostrarse nada. Pero me preocupa que se haya descontrolado tanto como para embestir contra dos intachables como Rafecas y Righi.
    Un poco naïf pedirle calidad profesional al monopolio.

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