sábado, 3 de septiembre de 2011

RANDAZZO Y LOS MEDIOS

Durante 4 años el monopolio mediático con Clarín y sus ramificaciones, fue perseverante en denostar al gobierno de la Presidenta Cristina, recurriendo a los bajos ardides de la informática: difamación, descalificación, tergiversación e ignorancia olímpica de los aciertos y de las gestiones exitosas del oficialismo.
Se esforzaron por mostrar un país virtual que no era más que la expresión de deseos de estos grupos, que consideraban contar con una población crédula e ingenua.
Tanto esfuerzo verbal y gráfico terminó en fracaso, demostrado en las internas del 14 de agosto, en que Cristina superó la barrera de los 50 puntos dejando muy rezagados, como matungos viejos corriendo en el Nacional, a la deshilachada oposición.
Era de suponer por lo tanto, que después de la paliza, los opositores y los medios hegemónicos cambiarían sus estrategias y recurrirían a tácticas más elaboradas, pero no fue así.
La oposición todavía no reaccionó se pasaron facturas y se desplazaron de casillero como piezas de ajedrez. El espectáculo más tragicómico lo ofreció el radicalismo con el candidato a gobernador por ese partido en Mendoza con un jingle que decía “cortá boleta/sumalo a Iglesias”. El cortado, el que caerá al piso mientras el votante pone en el sobre el resto de la fórmula de Iglesias, es nada menos que el pobre Ricardito.
La verdad es que el jingle es terriblemente pegadizo y si lo quieren escuchar hagan click

Analizando los medios hegemónicos vemos que tampoco generaron creatividad. Un día después de las internas, La Nación y Clarín reiniciaron la embestida esgrimiendo la burda hipótesis de escasa transparencia en las internas. Ya que como es costumbre, a falta de alternativas agrandan sucesos problemáticos…o los inventan (Aliberti).
Comenzaron a deslizar la posibilidad de desprolijidades, después subieron el volumen y pasaron al término de irregularidades y finalmente, ya envalentonados y haciendo eco de las declaraciones de Duhalde y su esposa, sugirieron la posibilidad de fraude. Ningún elemento respaldaba estas acusaciones, tampoco hubo denuncias ante la justicia y el Presidente de la Suprema Corte las descalificó de plano.
El martes 30 de agosto, el Ministro del Interior Randazzo, en conferencia de prensa dio las cifras finales e inapelables de la Cámara Nacional Electoral donde el margen de error estuvo por debajo del 1% y encima Cristina recibió 400.000 votos más. Parafraseando la obra del bardo “Mucho ruido y pocas nueces”. De ninguna manera se justificaba que durante 20 días los medios estuvieran poniendo con tanta vehemencia en tela de juicio el escrutinio.
Randazzo estuvo duro con la prensa a la que acusó de montar una campaña de falsedades. Si bien era cierto, tendría que haber elegido expresiones más diplomáticas para decir lo mismo. Es sabido que el periodismo es de piel muy sensible, nunca estuvo acostumbrado a críticas y si uno le tira con una gomera responden con un misil de ojiva nuclear. Recurren a ADEPA, que responde a los intereses del monopolio y aparecen denuncias de la SIP. Éstas últimas aún no surgieron, pero es de esperar que esta vergonzosa institución pronto se manifieste en apoyo de los monopolios, como hizo siempre.
Como era de esperar al día siguiente, Clarín y La Nación, se victimizaron en las coberturas.

Para los medios es falta gravísima que el gobierno critique sus coberturas aunque sean mentirosas, inmediatamente es considerado un ataque a la libertad de prensa por quienes se autotitulan “independientes”, cuando todos sabemos que el periodismo independiente no existe. Ni aquí ni en ninguna parte del mundo.
Es bueno recordar que cuando Macri ganó en la ciudad por más del 60%, nadie del gobierno ni del binomio derrotado, Filmus Tomada, hizo la más mínima sugerencia de fraude o irregularidad. La oposición y los medios hegemónicos deberían tomar nota de este ejemplar comportamiento y emularlo.

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