sábado, 13 de agosto de 2011

PERIODISMO AMARILLO



La campaña mediática contra el Juez Zaffaroni se fue desinflando progresivamente como globo pinchado hasta colapsar totalmente cuando el jueves pasado en el Aula Magna de la Facultad de Derecho colmada de profesores, rectores, estudiantes, periodistas y científicos, se le realizó un acto de desagravio por las injurias sufridas.
Con este homenaje, culminó una deplorable saga que se inició cuando el panfleto "Libre" de Editorial Perfil, cuyo dueño es Fontevechia, socio de Magnetto, denunció en su tapa a Zaffaroni acusándolo prácticamente de proxeneta. Con lenguaje vulgar, este excremento de periodismo amarillo, que no merece ningún respeto como medio informativo, enlodó la imagen de uno de los jueces más prestigiados de nuestro país.
Ser autor de libros publicados en varios idiomas, ganador de premios en el extranjero y consultor internacional sobre temas jurídicos, no constituyó un freno para que se iniciara una feroz campaña de desprestigio contra el juez. Pronto se prendió el diario Clarín y su red de canales y radioemisoras que como loro repitieron clichés estereotipados y descalificantes contra Zaffaroni.
Lamentablemente, el centenario diario de los Mitre que suele mantener un estilo más mesurado, se incorporó al ataque mediático con Adrián Ventura a la cabeza. Este periodista, que dispone de una cloacal columna dedicada exclusivamente a atacar al gobierno desde cualquier ángulo, es lobista para el diario La Nación en el Palacio de Justicia. Sin fundamento alguno lanzó la mentira de que Zaffaroni se había dirigido a la casa Rosada a pedir ayuda.
“Este señor puede opinar lo que quiera, e ideológicamente estar en la antípoda mía, pero no tiene el derecho ni él, ni su diario, a inventar noticias falsas", fue la respuesta contundente del juez. Adrián Ventura se tuvo que retractar con explicaciones infantiles.
La feroz agresión del monopolio mediático tiene como blanco a la Corte Suprema de Justica con el propósito de desacreditarla porque es muy posible que el juicio contra Papel Prensa termine en ese ámbito.
La reacción de la sociedad no se hizo esperar. La primera señal fue la ovación que recibió Zaffaroni del público que asistía a una obra en el teatro Cervantes cuando su presencia fue descubierta. Después vino un contundente apoyo de Pérez Esquivel y una respuesta en cadena de solicitadas de periodistas, gente del arte y la cultura y diversas organizaciones. Abundaron las opiniones de defensa en muchos programas informativos y el monopolio mediático comenzó a poner violín en bolsa.
Mientras la mayoría de los políticos optaron prudentemente por llamarse a silencio, permaneció el eco de algunos desubicados, entre ellos obviamente la gorda Carrió, autoreferente de pseudopaladín de la moral. El otro personaje fue el clon fallido de don Raúl.
Haciendo gala de total ausencia de cintura política, Ricardito sentenció que Zaffaroni debería renunciar y ante el mismo grupo de periodistas manifestó que tenía entendido que el juez ya lo había hecho. Información falsa que le debe haber pasado algún pícaro para que pisara el palito, dejando al portaapellidos en orsay.
El caso Zaffaroni pronto pasará a ser un triste recuerdo y le ocasionó al juez días de angustia y dolor, pero también mostró que la sociedad posee anticuerpos para reaccionar cuando pérfidamente se ataca la imagen de un ser noble como Zaffaroni.

No hay comentarios:

Publicar un comentario