martes, 28 de junio de 2011

LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS

Hace unas semanas, reingresó al país el científico número 800, gracias a una intensa
política de revalorización y apoyo de la ciencia argentina por parte del gobierno de la presidenta Cristina.
Cecilia Mendieve volvió de Alemania donde investigó durante 5 años en física fotónica.
El hecho fue cuidadosamente minimizado por los diarios La Nación y Clarín para evitar
toda información que pueda favorecer al gobierno.

Hace 51 años se produjo el siniestro episodio conocido como la noche de los bastones
largos, donde la ciencia argentina quedó desmantelada durante décadas. El hecho fue cuidadosamente minimizado por los diarios La Nación y Clarín para no perjudicar la
dictadura de Onganía.


                                       
El 28 de junio de 1966 una Junta Militar desplazó a las instituciones del país y “sacó”
al Dr. Arturo U. Illia de la presidencia de la Nación. Poco después entregó el poder
al dictador Juan Carlos Onganía, en ese entonces comandante en jefe del Ejército
que había jurado fidelidad a los tres poderes nacionales. Dirigió el país con una
concepción franquista, por ende autoritaria, y como no podría ser de otra manera, la emprendió contra la Universidad: las mentes estudiosas y libres no le convenían.
Hizo entrar a las fuerzas militares y policiales a hacha y fuego (en la modernidad
reemplazados por agresivos bastones) en todas las facultades.

  El 29 de julio de 1966, un mes después del golpe militar indicado, la policía
desalojó –con violencia– cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires,
siguiendo órdenes del dictador. Cuatrocientos estudiantes y docentes fueron
detenidos: 1400 de ellos renunciarían poco después. Se había producido el
vaciamiento intelectual de la Argentina.

  “Ese 29 de julio era viernes. A las tres y media de la tarde, las radios
difundieron el decreto ley 16.912: los rectores de las universidades se
transformaban en interventores, es decir, delegados del Ministerio de Educación.
Se prohibía toda actividad política y se anulaba el sistema de gobierno tripartito
integrado por estudiantes, docentes y graduados. El decreto firmado por Onganía
daba 48 horas de plazo a autoridades y profesores para aceptar; en caso contrario,
los cargos serían considerados vacantes.”



Así comienza la nota de Juan Carlos Fustinoni, hijo del Decano Osvaldo Fustinoni
quién fue profesor nuestro en la Cátedra de Semiología cuando cursábamos los
estudios de medicina.
El obtuso y fundamentalista general de caballería con apoyo del Opus Dei y sectores
de ultraderecha, desmantelaron la ciencia en nuestro país en una forma tan
devastadora que recién a partir del año 2003 comenzó a recuperarse y repatriar
científicos.
Al mismo tiempo entre marchas patrioteras de falsa soberanía comenzaron a
producirse en serie los decretos que someterían al país a una dictadura rígida que
permitiría el vaciamiento de la industria nacional. Onganía era de pocas luces, pero
en su ayuda acudió solícito Mariano Grondona quién solía escribirle sus discursos.


Onganía fue un personaje detestado por la ciudadanía y el único lugar donde pudo
sentirse cómodo fue en la Sociedad Rural Argentina donde los terratenientes lo
aplaudieron efusivamente cuando se presentó en una vetusta carroza.
El arrogante y soberbio general de caballería se fue con el rabo entre las piernas
cuando el pueblo de Córdoba, como respuesta a las fábricas cerradas y el
desempleo, se levantó entero en esa epopeya que fue El Cordobazo.


Se fue con pena y nada de gloria, pero el daño que produjo al país y a la ciencia
duró décadas.
Sin embargo, todavía faltaba lo peor.


domingo, 26 de junio de 2011

EL VICE

Ayer Cristina designó como vicepresidente a Amado Boudou y bien que hizo. Boudou originariamente provenía de escuelas neoliberales y por lo tanto sus antecedentes eran desfavorables, pero no era ortodoxo, percibió que las políticas del FMI, de Estados Unidos y del Mercado Común Europeo eran erradas. En 2008 le manifestó a Cristina que el mundo estaba cambiando y sugirió la estatización.

De ministros ausentes y hundidos en el anonimato, se pasó a un jefe de Economía que defendió a capa y espada el proyecto nacional. Sus mayores logros fueron la estatización de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo y el arreglo con el club de París. Lealtad y saber cambiar cuando el mundo cambia fueron los dos pilares en que se basó Cristina para elegir a Boudou como vicepresidente.

Los resultados están a la vista y basta como ejemplo la opinión de 3 grandes personajes de la economía mundial: los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Sitglitz y el ex presidente del FMI Michel Camdessus.

                                       Paul Krugman

Paul Krugman. Ante las expresiones de un cipayo vernáculo rosarino (Jaime Abut, de la Bolsa de Rosario), quién manifestó que la Argentina no es más considerada un país serio, Krugman comentó:
“Me impresiona la gente que dice que la Argentina no es más considerada un país serio... En la Argentina, como en cualquier lado, ser un país serio fue un desastre”, Argentina sufrió terriblemente entre 1998 y 2001 por tratar de ser ortodoxo y de hacer ‘las cosas bien’.” Cuando tomó otro camino empezó una rápida recuperación que aún continúa”.
En una breve publicación titulada Don’t cry for Argentina, el ganador del Premio Nobel en 2008 destacó el sostenido crecimiento del PBI argentino desde 2003 y cuestionó la zonzera vernácula que afirma que el país está aislado del mundo desde que declaró el default. Ver artículo completo aquí

                                                                       Joseph Stiglitz


Joseph Sitglitz. Este analista financiero y premio Nobel de Economía elogió la recuperación de la Argentina tras la crisis del 2001 y se refirió al país como un ejemplo para las principales potencias que hoy enfrentan difíciles escenarios.
Stiglitz recordó que "para Europa y los Estados Unidos, el de 2010 fue un año de decepción". Al respecto, explicó que muchos países aún no pudieron superar los coletazos de la crisis financiera que se disparó en 2008 con la quiebra del banco norteamericano Lehman Brothers.

 Advirtió que fueron "erróneas" las medidas que se aplicaron en los EEUU y Europa para revertir la debacle. Lamentó la decisión de "pedir austeridad al sector público" y vaticinó que "la consecuencia será, casi con toda seguridad, una recuperación más lenta e incluso una mayor demora antes de que el desempleo baje hasta niveles aceptables".

Elogió el "extraordinariamente rápido" crecimiento del PBI argentino (que recordó fue de 9%, en promedio entre 2003 y 2007) desde la reestructuración de la deuda y la devaluación del peso. Para el Nobel Joseph Stiglitz, la Argentina es un ejemplo a seguir por las economias en crisis. Ver artículo completo aquí.

                                                              Michel Camdessus


Michel Camdessus. “Probablemente cometimos muchas tonterías y muchos errores con la Argentina a lo largo de los ’90”, afirmó Michel Camdessus, director gerente del FMI entre 1987 y 2000.
“Si Argentina está en el G-20 es porque hicieron muchas cosas bien. El país recuperó su lugar internacional”, dijo Camdessus. Ver artículo completo aquí.


viernes, 24 de junio de 2011

EL MUDO


Hace 76 años que falleció Gardel y el mito persiste inamovible, por la sencilla razón de que se retroalimenta continuamente debido a que cada día canta mejor.
En su homenaje traigo a colación 4 anécdotas del Mudo y un cuento de mi amigo Juan Vera.

De las muchas anécdotas que hay sobre Gardel, se pueden seleccionar estas cuatro sacadas de distintos números de la revista La Maga:
En una entrevista a Juan Carlos Onetti, Alfredo Zitarrosa le pregunta “¿Cuál tango de Gardel le gusta más? Y Onetti responde: “¿Te das cuenta que Gardel es el tango?, a mi me gustan todos”

En un reportaje de la Revista La Maga, Joan Manuel Serrat se expresa: “No quiero exagerar, pero creo que tengo todas las canciones de Gardel. De tanto oírlo ya se donde se detiene, donde retoma, donde hace la inflexión de la voz. Soy un gardeliano auténtico y no de ahora, creo que desde que mi padre me habló de él.”

Charles Chaplin conoció a Gardel en Niza y manifestó: “Su rostro, su postura, su mirada, su arte constituyen el centro de atención. El duende, el ángel, está presente en el rincón donde sonríe, no importa quienes sean los hombres y las mujeres que lo rodean.”

Finalmente, el comentario de Aníbal Troilo: “Carlos Gardel, pibe…era el tango, era Buenos Aires, era la noche, era el día, era el sol, era la copa. Pobre del que no lo conoció. Yo sí lo conocí, como hombre, como cantante y como jailaife”.

LA SONRISA
(Memorias de José Campanetti)
Por Juan Vera

Como te lo cuento. Diluviaba y parecía no importarle haciendo la interminable cola. No distinguía si el agua de lluvia que le chorreaba por la cara o si estaba llorando. Porque el General ya no estaba más. Lo estaban velando. Y si lo lloraba era porque le había muerto un padre.
Me juraba que en el 45 había cruzado el riachuelo en un bote destartalado para liberar al líder. Juntos fueron todos ese 17 de octubre a la plaza sintiéndose fuertes. Y por primera vez volvieron  a sus casas orgullosos. Y ganadores. Después de eso nunca más.
 Al rato le hice abandonar la cola porque tosía y temblaba como un bendito y lo llevé a un boliche de la recova. Nos mandamos un par de salchichas con mucha mostaza y dos botellas Pilsen negra. Puso una moneda en la vitrola y cayó un disco de Carlitos Mi otro papá, dijo como si fuera una confesión hace 25 años que no lo veo. Y se quedó mirándome un retruque. Le dije que ese papá había muerto en Medellín hacía más de 35 y que se dejara de joder con los lamentos.
Nuestros encuentros en el sindicato desde hace años fueron siempre para hablar un poco de política sindical y mucho de fútbol, pero poco sabíamos uno del otro más allá de nuestros nombres. Entonces me largó esta historia, como te la cuento.
A los veinte años me la rebuscaba cantando – me dijo – y no me iba mal. La pasaba fenómeno en el ambiente tanguero y con las minas, me saludaban por la calle y de paso sacaba unos mangos. Pero me di cuenta que lo mío no me serviría por mucho tiempo. Pensaba en largar y enchufarme de nuevo en la Telefónica.  Estaba peludeando en un café de Boedo cuando desde el escenario vi entrar a Argentino Marchese; me hizo un guiño y se apostó en el mostrador. Marchese era el  ladero del organizador de la gira de Gardel por América, pariente de uno de los guitarristas, creo que de Riverol. Me esperó para preguntarme si quería prenderme aprovechando el ambiente que estaba levantando el maestro por el norte. Marchese me recomendaba a un representante colombiano y así fue como al mes estaba en Bogotá con un contrato de tres meses Me uní al grupo de Gardel al tener que llevarle desde Buenos Aires una encomienda con ponchos salteños, un paquete de cartas y recortes de diarios para el morocho además de yerba mate y otras bagatelas que me había traído Argentino para aprovechar mi viaje. Eran los primeros días de Junio y no me despegué de ellos hasta el día que tomaran el fatídico F 31 desde Medellin. Los acompañé al aeródromo y fui uno de los que con desesperación corrió primero hacia el montón de fierros y olor a metal, nafta y carne quemándose. Algunos atrevidos sacaban algún cuerpo todavía vivo pero yo estaba seguro que el de Carlitos era uno de los que estaban aplastados por el enorme motor del F 31 que estaba al rojo vivo. Se empezó a juntar gente curiosa y la policía hizo un cerco para darle espacio a los bomberos y camilleros. A mi me confundieron por uno de los voluntarios del aeródromo y pude remover con mis manos entre restos todavía tibios lo que quedaba de la carga. Buscaba sobre todo el cuerpo que llevara un cinturón de hebilla de plata redonda y las letras CG regalo de la madre traído por mí que era el que llevaba puesto Carlitos al subirse al avión. Encontré la hebilla que mantenía su brillo entre huesos que parecían tizones con restos de pellejos y colgajos ennegrecidos; debajo de un cráneo con pelos chamuscados y los dientes alineados y blanquitos que eran una caricatura de la sonrisa perpetua. Escondidos en uno de los baldes que había servido para apagar remanentes de focos me llevé, envuelto en trapos y papeles de diario, la sonrisa y la hebilla a la pensión.
Terminó lo que le quedaba de cerveza en el vaso; me miró con mirada todavía lluviosa y lejana. Pensé que la tristeza honda le resta todo espacio a la fantasía y él estaba demasiado triste para la mentira. A medida que hablaba me infundía de visiones nítidas con imágenes del bote navegando en umbrosas, pestilentes aguas del Riachuelo y la sórdida profanación del cuerpo aún crepitante tirado sobre un campo raso de Colombia. Como el de Perón, hay cuerpos a los que se le saca provecho sin pedirle permiso.
 Levantó el viejo chaleco para mostrarme el cinturón que llevaba puesto y pude ver clarito la hebilla con las siglas CG. Quedó un tiempo largo en esa posición, casi en obsceno desafío, dando sobrado tiempo para la comprobación del sacrilegio del que no me quedó ninguna duda fuera su autor. Después, me señaló su boca que empezó a articularse como preparativo de acceso a una caricaturesca ficción de sonrisa perpetua, de la que brotó una dentadura alineada, perfecta, pero pardamente marchitada por el tiempo. Sus ojos seguían lejanos y lluviosos y me dieron un escalofrío que todavía me acompaña.
Tango soledad  
http://www.youtube.com/watch?v=lT6Xh3wVj0o

Última foto de Gardel ya dentro del avión que al intentar despegar del aeropuerto de Medellín se incendió al chocar con otra máquina en tierra. El rollo de fotos se pudo rescatar intacto.

lunes, 20 de junio de 2011

EL HAMBRE Y EL CABALLO DE ROSARIO

Durante la década del 90 solía ir casi anualmente a Rosario invitado a participar en congresos médicos. Recuerdo que no me agradaba la ciudad, más bien me producía depresión. Había tristeza en los rostros y se palpaba la pobreza en los negocios, en las calles y en los bares, vacíos de gente. Nunca me quedé a pasar la noche y en cuanto terminaba el evento me volvía con un sabor amargo en la boca.

En 2002 se produjo un episodio humillante que lamentablemente dio la vuelta al mundo. Los noticieros mostraron la imagen de una Argentina que después de los cacerolazos y del “que se vayan todos”, había llegado al extremo de mostrar a un grupo de pobladores del Gran Rosario carneando un caballo muerto arrojado a un basural para comerlo.

Los europeos no salían en sí del asombro, la Argentina, el país de la abundancia, donde tantos italianos y españoles desesperados fueron a buscar un futuro mejor durante todo el siglo veinte, ahora rodeaban y despedazaban como chacales hambrientos un caballo viejo.

En Paraná pasaba lo mismo. Están acostumbrados, dicen. Es como se ha hecho en los últimos años. Son hábiles para carnear ya que muchos eran matarifes en el frigorífico ahora cerrado. Por eso en los barrios que rodean al “Volcadero” de Paraná, un gigantesco basural en que cada día comían de las sobras unas 1500 personas, la noticia de que un grupo de vecinos en el Gran Rosario había carneado un caballo, no produjo sorpresa alguna. El hambre que cundía en Paraná llegó a tal extremo que el municipio recomendaba a los vecinos separar las sobras de comida del resto de la basura, para que no se ensucie hasta llegar al volcadero de donde la levantaban los más pobres.


María era una de las vecinas acostumbradas a ver carnear, y por qué no carnear también ella, caballos en la zona. María era una mujer afortunada. Recibía en Federales un sueldo mensual, que apenas le permitía hablar con pena del destino de sus vecinos del barrio Antártida Argentina. Por eso, aseguraba María, se ha incurrido también en la ingesta de perros. “Se los sazona bien para que la carne sea comible y al otro día se los puede meter al horno”, decía entonces. María se reía de las variantes para comer en los alrededores del Volcadero. “Acá lo único que no se come es rata, por ahora”, ironizaba ella. El humor negro de la mujer era proporcional al nivel de la tragedia: le robaron su gato. En realidad desapareció una noche. Pronto se acercaron a susurrarle el nombre del secuestrador en la oreja. “Sé quién se lo comió. Pero qué puede uno decirles, ¿para qué, para pelear?”, razonaba.

Después de varios años, para ser más preciso en 2008, volví a Rosario y era una ciudad pujante y activa, cafés y restaurantes estaban llenos y la costanera totalmente rediseñada con grandes rascacielos sobre la cabecera del parque vecino al monumento de la Bandera.


En el año 2002, la tasa de desocupación de Rosario se acercaba al 25%. Actualmente está en el 11,2%, aún alta comparada con la ciudad de Buenos Aires que tiene el 6,5%, pero bajar el índice 15 puntos en tan poco tiempo muestra el crecimiento notable que tuvo la Argentina. Recordemos que los Estados Unidos recién en 1945 se lograron reponer de la desocupación de 1929 y eso porque entraron en la guerra.
Es bueno tener memoria y recordar el reciente pasado de nuestro país para hacer balances equilibrados de nuestra realidad actual.
Gran parte de este material está sacado del artículo de Página 12 del 16 de mayo de 2002.

sábado, 18 de junio de 2011

LA NAVE DEL REY

El puerto de Estocolmo era una verdadera fiesta aquel 10 de agosto de 1628, donde toda la gente de la ciudad se había convocado para presenciar el espectáculo. Fanfarrias y bandas tocaban marchas militares, los edificios estaban embanderados y había palcos donde se ubicaron los ciudadanos ilustres y personajes de la realeza junto con diplomáticos y embajadores extranjeros. No faltaban los espías de países vecinos mezclados entre la multitud, para informar a sus gobiernos sobre las características y poderío del Vasa.
El Vasa, amarrado al muelle era imponente con sus dos niveles de enormes cañones cuyas bocas sobresalían a babor y a estribor. Su peso de 1200 toneladas y sus 70 metros de eslora, lo posicionaban como uno de los navíos de guerra más grandes de la época.
El rey Gustavo Adolfo tenía veleidades de ingeniero naval y había dado numerosas sugerencias, que automáticamente se convertían en órdenes, sobre modificaciones y variantes en el diseño de la nave. Ninguno de los ingenieros navales se atrevió a cuestionarle sus opiniones y al término de 2 años y de enormes gastos en el erario público la nave estaba terminada y sólo se esperaba la orden de su capitán para levar anclas y navegar airoso demostrando a las demás potencias lo que podían hacer los astilleros suecos.
                                                           El rey Gustavo Adolfo


En sus 10 años de reinado, Gustavo Adolfo había edificado una organización militar eficiente y Suecia era uno de los ejemplos más extremos de un estado empleando casi todos sus recursos disponibles para transformar al país en una potencia bélica.
Finalmente, llegó la hora ansiada y el barco levó amarras y se desplazó impulsado por una suave brisa. La gente lanzaba exclamaciones y agitaba pañuelos saludando a la tripulación que a su vez respondía con sus gorras al aire. Los cañones del puerto lanzaron salvas de despedida, las bandas redoblaron sus marchas marciales y el pueblo enardecido no recordaba haber asistido a un espectáculo tan magnífico.
A medida que se alejaba todos pudieron contemplar la popa del barco, cargada de estatuas representando figuras del monarca que lo glorificaban con vestimenta guerrera portando escudos y lanzas. Eran tan numerosas que estaban pegadas una a continuación inmediata de la otra en un pesado estilo barroco. No se escatimaron gastos para embellecer la nave.

                                                                 Popa del Vasa
Demasiada ornamentación, pensaron algunos, pero a nadie se le ocurriría expresar en voz alta algún comentario crítico, a riesgo de ser agredido por los demás o incluso pasar a la sombra unos días en la cárcel de la ciudad. Se sabía que toda la decoración del barco era el resultado de la creatividad del rey. Además, destacados artistas, pintores y escultores habían trabajado intensamente en la ornamentación del Vasa.
El barco había recorrido unos cientos de metros cuando una brisa algo más intensa hinchó sus velas y ante los ojos asombrados de la multitud comenzó a escorar. Los marineros maniobraron rápidamente las velas y el Vasa se enderezó nuevamente. La multitud respiró aliviada. De pronto una segunda brisa más fuerte que la anterior hizo escorar nuevamente al barco y esta vez el agua se coló por la segunda línea de troneras. La suerte de la nave estaba  echada, se volcó y en pocos minutos se hundió llevándose consigo al fondo del mar, junto con parte de la tripulación, el orgullo y la arrogancia del monarca.
Las investigaciones mostraron graves errores de diseño, escaso balasto, demasiado peso y las líneas de cañones demasiado próximas al nivel del agua. Cuando se interrogó a los constructores, estos se defendieron diciendo que obedecieron órdenes, las órdenes del rey. El caso se cerró con la última frase del expediente que decía “Fue designio de Dios”. ¿No eran los reyes acaso divinos?
Con el transcurso del tiempo se fueron recuperando los cañones y finalmente en 1959 se lo rescató muy deteriorado del fondo del mar. Después de años de minuciosos y agotadores procedimientos de restauración la nave recuperó gran parte de su esplendor.
Quien esté interesado puede contemplarlo en el museo marítimo de Estocolmo que lleva el nombre del barco. Probablemente gracias al aporte de los turistas se hayan logrado recuperar los gastos que ocasionó el Vasa, no así el orgullo herido de Gustavo Adolfo quién arrastró hasta la muerte la imagen de su nave hundiéndose en el estuario de Estocolmo.
                                  El Vasa en el Museo Marítimo de Estocolmo

jueves, 16 de junio de 2011

Satélite, Schoklender, elecciones en Neuquén y los medios

   Montaje del Aquarius en el INVAP de Bariloche

El satélite argentino Aquarius llegó a la estratósfera para quedarse y enviar numerosa y variada información, un hito de la ciencia y del esfuerzo técnico de nuestro país, que sólo mereció una nota en la prensa monopólica.
Quien también fue encumbrado a niveles estratrosféricos impulsado no por oxígeno líquido sino por ríos de tinta de los diarios La Nación y Clarín, fue Schoklender, como si fuera el acontecimiento más trascendente en décadas de la historia argentina. Desde hace dos semanas figura en tapa de esos diarios incluyendo páginas interiores con un promedio de 7 artículos y comentarios por día. Los canales de televisión y las radios dependientes del monopolio Clarín repican datos de Schoklender hasta el hartazgo con el único objeto de desprestigiar a Las Madres de Plaza de Mayo, los Movimientos de Derechos Humanos y en última instancia al gobierno.


Clarín tiene especial interés en enlodar la imagen de estas instituciones porque son las que insisten con el juicio y esclarecimiento por la siniestra adopción de los “hijos” de Ernestina Herrera de Noble.
La estrategia es sencilla: si las Madres de Plaza de Mayo son una institución teñida de corrupción, carecen de autoridad moral para juzgar a Magnetto y a la dueña del diario Clarín.
Cambio de tema. El domingo hubo elecciones en Neuquén, los dos principales partidos afines al gobierno arrasaron con el 80% de los votos. El Movimiento Popular Neuquino que responde a Sapag es solidario con Cristina y así lo expresó claramente el gobernador que además recibió la calurosa felicitación de la Presidenta.
El otro grupo también es afín al oficialismo, e hizo una coalición con los radicales saliendo segundo con un 9% menos que el partido de Sapag. Farizano inmediatamente felicitó al ganador porque los dos son casi del mismo palo y existe armonía entre ambos.
El resto: Coalición Cívica, Libres del Sur, Opción Socialista y Nueva Izquierda, fue un rejunte que ni siquiera arañó el 10%.
Presentado este panorama, el columnista Carlos Pagni hizo extraños malabarismos para dar vuelta el triunfo del gobierno. Debió haber tomado mucho vino o fumarse varios porros para volcar en el papel semejantes delirios de su mente afiebrada.
Según el enrevesado y pintoresco comentario de Pagni, el gobierno en Neuquén perdió las elecciones de la misma manera que le pasó en Salta. Curiosa conclusión que ignora que tanto Sapag como Urtubey dijeron casi con las mismas palabras: "Vamos a trabajar para que Cristina Kirchner sea la próxima presidenta de la Nación"
Pero Pagni no termina aquí, siguiendo con la fantasía de sus argumentos añadió que De la Sota rompió con el gobierno cuando en realidad la militancia peronista y kirchnerista nunca tuvo simpatía por este señor afín a los grandes chacareros. Según Pagni la ruptura se debería a que Cristina prefería como vicegobernadora a Carolina Scotto, filósofa wittgensteiniana y no a Alicia Pregno que es hegeliana.
Notable disquisición de este ocurrente columnista de La Nación. Parece ser que ahora las preferencias por los candidatos dependen de sus escuelas filosóficas.
Como broche de cierre a todo este delirio, Pagni señaló que el gobierno está “profundamente” preocupado por la alianza Alfonsín-De Narvaez, engendro simbiótico que le hizo perder todos los votos del electorado de izquierda y centro izquierda, amén de personajes valiosos como Stolbitzer, Storani, Binner y otros. Evidentemente, Ricardito no es timonel de tormentas, a lo sumo de una laguna mansa como la de su ciudad natal en día muy calmo y cerca de la orilla.
En el mundo mágico de Pagni, las personas y los hechos son totalmente distintos, son simples ficciones que despiertan risa si quién lo lee tiene el buen tino de tomarlo con humor.
Carlos Pagni

lunes, 13 de junio de 2011

IMPÚDICO MANOSEO DE LOS INOCENTES

La campaña electoral de Macri se caracteriza por la anemia de propuestas, promesas de hacer lo que no cumplió durante los 4 años de su mandato, sueltas de globos amarillos y ridículos saltitos de baile de Mauricio.
A todo este cotillón se le agregó como aderezo la distribución de panfletos que tergiversan los beneficios que reciben los docentes y que mereció una denuncia judicial por faltar a la verdad.
El Hogar de Ancianos San Martín es uno de los tantos establecimientos que Macri abandonó a su suerte, no obstante lo cual, la campaña electoral del jefe de la ciudad se dedicó a desvirtuar esta realidad y lanzó un spot televisivo con el descarado nombre de “Historias para creer”
El spot comienza diciendo “Esta es la historia de Pedro Morales y quién mejor la puede contar es Pedro”, pero Pedro, que es un depresivo, no es el que hace el relato sino una voz en off que relata la "maravillosa" atención que recibió en el Hogar San Martín.


Finalmente, con el característico estilo farandulero de Macri, Pedro termina patéticamente disfrazado de murguero, todo de amarillo como corresponde, tratando infructuosamente de poner cara alegre. El spot transformó a Tinelli en un simple aprendiz.



Cuando Pedro regresó al hogar de ancianos, los demás internados le enrostraron su actitud, señalándole que Macri no había hecho nada por ellos mientras que él estaba mostrando un relato mentiroso. Pedro, profundamente afectado y tomando conciencia de cómo había sido manipulado hizo un intento de suicidio y terminó en el Hospital Tornú.
Este relato parece anecdótico y alguno se preguntará si ameritaba ponerlo en este blog. Yo pienso que sí porque se humilló y engañó a un anciano solitario, haciéndole pasar un papel ridículo y denigrante, especialmente ante sus compañeros internados quienes de aquí en más le harán el vacío agravando su estado depresivo.
Además, el episodio pudo haber terminado en tragedia si Pedro lograba plasmar su intención suicida.
El otro aspecto es la metodología rastrera que utiliza el PRO para su campaña, recurriendo a la mentira y al uso y abuso de las personas.
Finalmente, y no menos importante la otra razón de publicar este relato es que el monopolio mediático que protege a Macri en una burbuja de cristal, no mencionó este episodio. Ver artículo completo aquí 
La decisión de Macri de poner al impresentable rabino Bergman como primera figura de la legislatura, preocupó al monopolio mediático, porque este engendro estrafalario es un piantavotos. Para mejorar la imagen del rabino, el diario La Nación lo presentó como un discípulo del prestigioso rabino norteamericano Marshall Meyer, activo defensor de los derechos humanos.
Fue una mentira que la propia viuda de Meyer se encargó de señalar en esta rotunda nota dirigida al diario de los Mitre, que no tuvo más remedio que publicarla:

Bergman y Meyer Señor Director:
"Su diario ha presentado al rabino Sergio Bergman como discípulo de mi difunto esposo, el rabino Marshall Meyer. Nada más alejado de la verdad.
"Le puedo asegurar que los actos y posiciones políticas del rabino Bergman están en las antípodas del pensamiento de Marshall Meyer. A mi esposo le daría vergüenza saber que un rabino argentino como Bergman propuso cambiar la palabra libertad por seguridad en el himno argentino.
"Tampoco hubiese aceptado compartir un estrado con Juan Carlos Blumberg mientras anuncia su intención de coartar las libertades individuales. Quienes conocimos a Marshall sabemos que como parte de su fe religiosa estuvo en la Plaza de Mayo junto con las Madres durante la dictadura y visitó las cárceles donde recluyeron a Jacobo Timerman y a tantos prisioneros políticos.
"Le ruego que deje de utilizar la figura de mi esposo sin conocer ni su obra ni a sus verdaderos discípulos." Naomi Meyer
209 West 86 St.
New York, EE.UU.
Publicada en Cartas de lectores de La Nación el 7/6/2011

sábado, 11 de junio de 2011

AYER TIRÁBAMOS PIEDRAS

“Ayer tirábamos piedras, hoy ponemos un satélite artificial en el espacio.” Eso dijo la Presidenta Cristina.

El siguiente es un extracto del artículo que escribió Adrian Paenza en Página 12 (ver artículo completo haciendo click aquí).

En una misión conjunta de la Conae y la NASA, el cohete Delta II puso en órbita con éxito al Aquarius, el mayor satélite construido en el país. En la misión participaron más de 200 científicos argentinos. Cristina Kirchner resaltó la importancia de la inversión en el área en los últimos años.



Una y otra vez, desde la NASA se encargaron de aclarar que Argentina es un par. Es que la construcción de todo el artefacto, que en un principio se anunció como de 320 millones de dólares pero Gay dijo que fue de cerca de 400, fue posible gracias a un convenio entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y la NASA. Además, cinco de los ocho instrumentos que llevará el satélite son de íntegra producción argentina.

Las actividades que realizará el Aquarius permitirá tener datos del hemisferio sur que no se tuvieron nunca y son:
Monitorear la concentración de sal en los océanos y evaluar el ciclo del agua en sus distintas fases.
Detectar los barcos pesqueros que están en zonas prohibidas.
Estudiar la humedad de los suelos.
Estudiar la actividad volcánica
Mapeo de migraciones de animales.

Ese satélite argentino hoy ya está en órbita, viajando a 25.000 kilómetros por hora da 14 veces por día la vuelta al mundo, pero lo más importante es que se lleva adentro el fruto del trabajo de los científicos de nuestro país. Y puso en evidencia, una vez más, que esta Argentina no sólo es parte del mundo, sino que ahora, junto con sus socios en el espacio, va por más.

Adrián Paenza manifestó que le conmovió y sintió orgullo cuando vio que el satélite argentino estaba en el aire. No son sólo los más de 200 científicos argentinos que participaron del proyecto o que construyeron el SAC-D, o los que diseñaron el instrumental que lleva. Es el hecho de que son todos miembros de organismos estatales, de universidades nacionales y públicas. Una vez más tenemos mucho para exhibir ante los que viven y vivieron las privatizaciones con júbilo, a quienes les da asco todo lo que es compartido.

La Argentina tiene una tradición científica extraordinaria, a pesar de los combates que recibió en condiciones desiguales de quienes gobernaron este país durante décadas y décadas.

Probablemente nunca más vea el lanzamiento de un cohete en mi vida, pero me deja tranquilo saber que eso antes les pasaba a los otros y ahora nos pasó a nosotros- señala Paenza-. Antes la mirábamos desde afuera y con “la ñata contra el vidrio”. Hoy ya no. Por supuesto no es éste el primer acontecimiento para sentir orgullo en la historia de la ciencia argentina. Afirmar eso sería un agravio para esa misma historia. Pero en algún lugar, esta Argentina, que sigue buscando su lugar en el mundo, ayer lo encontró una vez más.

Agrego esta reflexión a la nota de Paenza: No se escuchó ningún comentario de la mezquina oposición, su pequeñez les impide congratularse de un logro argentino porque se produjo durante este gobierno.




miércoles, 8 de junio de 2011


Por Eduardo Aliverti (extracto) ver nota completa

Están tirando a lo pavote, con lo último que les queda. Buena oportunidad, con el Día del Periodista al caer, para insistir con alguna mirada sobre los medios. También sobre algunos de nosotros, y sobre nosotros mismos. Y vamos sin eludir conceptos apasionados, tampoco aconsejables por aquello de que, aunque autonomía no significa neutralidad, el examen periodístico debe guardar ciertas distancias con los hechos analizados. Está bien que así sea, porque, si un periodista no puede controlar sus ardores, pierde serenidad. Pero a veces, muy pocas veces, no es que no se puede. No se debe.

Hace una semana se decía aquí que sólo les quedaba aferrarse de una Sarlo en 6-7-8 o de un Schoklender-Madres. Lo primero ya se va extinguiendo de modo inexorable, como corresponde a un mero debate televisivo. En lo segundo y ante todo, el orden de los factores altera el producto. Como ya fue dicho, no van por Schoklender. Van por las Madres, porque ir contra ellas es apuntar esos pocos cartuchos disponibles al quiebre de un espinazo gubernamental: la política de derechos humanos, su recueste en los organismos del área, su reivindicación de una lucha clave para que ésta no sea una democracia vacía de contenido real. Hasta la semana pasada, las denuncias sobre Schoklender no parecían tener mayor asidero. Ahora sí. Y fue muy conveniente que ayer Hebe diera su explicación puntual de los hechos.

¿Qué se supone? ¿Que la trayectoria épica de las Madres ingresa a la duda porque un tipo oscuro u oscurecido hizo o habría hecho de las suyas?¿Así que los compinches del robo de la Argentina se escandalizan por metidas de mano antes que de pata? ¿Así que silenciadores y cómplices de apropiación de bebés vienen a ensuciar a las Madres?

No hablamos de Morales Solá, naturalmente, que hace unos días fue capaz de animarse a reivindicar a Nora Cortiñas en su defensa de los tobas que acamparon en la 9 de Julio. Nora, una militante enorme, una intachable, un ejemplo en todo sentido, “usada” por el diario La Nación con tal de embarrar a Hebe a como diera lugar. Morales Solá es parte íntima de ellos, es núcleo duro de su bajada de línea, es cuadro de la derecha. Pero vos, Jorge, vos con quien compartimos tantos años, tanta utopía, tanta pelea en solitario contra viento y marea y, sobre todo, tanta seguridad de que si tocaban a las Madres nos tocaban a todos, a todos los como vos y como yo y como tantos, ¿qué te pasó, Jorge? ¿Qué te pasa? ¿Estás nervioso? ¿Qué hacés mendigando espacios en el territorio de ellos, para decir lo que les conviene contra lo que tanto tiempo soñamos juntos? ¿A vos te parece hacer eso?


Entendeme: no hablo de que nunca se debe trabajar en campo contrario, y menos que menos en esta profesión. Y además, si fuera por eso yo no sería uno de los más indicados para decirlo. Pero si, encima de tener que resolver esa contradicción, te convertís en el vocero explícito de lo incompatible con lo que pensás, ya no es dialéctica, Jorge. Es servilismo. ¿O es que siempre pensaste como ellos y haber sostenido lo inverso fue de oportunismo transgresor? Vos edificaste sobre la transgresión, Jorge. Una transgresión progre, humanista, llamémosle de izquierda. Y la estás haciendo percha con una transgresión contrapuesta que ni siquiera es pícara, porque la cancha te la marcan ellos para que vos juegues con el extremo de ensuciar a las Madres. Nada menos que a las Madres.

Fue espantoso verte el otro día en TN jugando precisamente a eso, con pasajes en los que tus interlocutores trataban de moderarte, digamos, con la advertencia de que las Madres, después de todo, podrían no ser iguales que el sujeto de marras.

Si acaso fuera cierto que Hebe se equivocó feo dejando correr andanzas de un malandra, nadie dice que no deba decírselo. Sus declaraciones de estas horas echan buena luz para aclarar que le es posible haber sido víctima de una defraudación. Lo reconoce, le duele en el alma. Pero aunque no hubiera sido así, hay formas y formas de apuntarle. Porque decir no es lo mismo que vomitar.

Feliz día, mañana, para los que comprenden que es al revés.

lunes, 6 de junio de 2011

LA CONQUISTA DEL POLO SUR

El noruego Roal Amundsen y el británico Robert Falcon Scott, fueron quienes en 1910 llegaron al Polo Sur, punto de la tierra que hasta entonces no había sido alcanzado por ningún ser humano. Amundsen arribó el 14 de diciembre de 1911 y volvió con el resto de la expedición intacta para contar la hazaña. Scott llegó 35 días después, pero las peripecias y sufrimientos de su viaje se conocieron 10 meses más tarde. Fue cuando una expedición encontró su cuerpo congelado y revisando los bolsillos de su ropa rescató el diario donde el malogrado Scott volcaba cotidianamente sus vivencias.
Ambos tenían un coraje y capacidad de resiliencia sobrehumana, pero Amundsen organizó su expedición analizando cuidadosamente todas las variables y alternativas, mientras que Scott se volcó más a la improvisación que a la rigurosidad científica.

                                                                  Roal Amundsen

La crónica de la vida de Amundsen cita que desde niño dormía durante el invierno noruego con la ventana de su habitación abierta para acostumbrarse al frío. Amaba el mar, la aventura y los deportes invernales. También lo apasionaban las historias de las grandes exploraciones hacia territorios desconocidos. Este bagaje de atributos y su espíritu aventurero le permitieron acariciar la idea de llegar al Polo Sur.
A la edad de 23 años decidió que había llegado el momento de emprender la anhelada empresa. Un mecenas de Estados Unidos, el millonario Lincoln Ellsworth, le resolvió el primer problema: el financiamiento de la expedición. Antes de partir convivió un tiempo con los esquimales y de ellos aprendió la forma en que se transportaban en la nieve y copió sus comidas, vestimenta y técnicas de supervivencia. Por entonces, sólo el hermano tenía conocimiento de la aventura que Amundsen estaba planeando.
En un viaje preliminar, dejó a lo largo de muchos kilómetros, pequeños puestos con víveres, para no perecer de hambre durante el regreso de la futura expedición.
Amundsen partió el 19 de octubre de 1911 con 52 perros esquimales, 4 trineos y otros tantos compañeros desde la base situada en la Bahía de Whales. Cien kilómetros de nieve los separaban del Polo Sur. Cincuenta y cinco días después llegó a la meta, plantó la bandera noruega y finalmente al término de un periplo completo de 99 días llegaron todos a la base, pero con sólo 11 perros. Los demás sirvieron de alimento para hombres y animales.


                            La bandera noruega flameando en el Polo Sur
Treinta y cinco días después, la exhausta expedición de Scott con 5 de los 11 hombres que habían partido, alcanzaron el Polo Sur para encontrar flameando la bandera noruega. Al partir Scott había dicho que su principal objetivo era ser el primero en llegar al Polo Sur y asegurar para el Imperio Británico este logro. Por lo tanto, la decepción y frustración que sintieron, no podía ser mayor y está expresada en su diario, que de allí en más sólo registró infortunios, en gran parte como consecuencia de los errores tácticos cometidos por el propio Scott.
Llevaron trineos a motor que pronto se congelaron y tuvieron que ser abandonados, ponies para transportar cargas pesadas que no resistieron el frío y pocos perros a los que no sabían manejar. La vestimenta y los víveres eran escasos e inadecuados. Para empeorar el cuadro, la rígida moral de Scott prohibió alimentarse con los animales muertos.
Durante el regreso los acompañó el mal tiempo. Uno de los expedicionarios, el capitán Lawrence Oates decidió sacrificarse para que alcanzaran las provisiones y con flema inglesa, anunció que iba a dar un paseo. Sus compañeros vieron como su figura se iba desvaneciendo en la ventisca. Sabían que no lo verían más.
La última nota del diario de Scott es dramática: “Hace días que estamos dentro de la carpa porque la tormenta nos impide seguir viaje, estamos cada vez más débiles y nuestro fin no está lejos. Es una pena, pero no creo que pueda seguir escribiendo.”
       Robert F Scott con uniforme de oficial de la Marina Británica y a la derecha durante la expedición mostrando en el rostro los signos de agotamiento por el esfuerzo realizado 

Si el rígido código ético de Scott hubiera hecho la concesión de usar los animales como alimento, quizás y pese a los numerosos errores, parte de la expedición hubiera sobrevivido. Scott no evaluó que en situaciones límites de vida, cierto pragmatismo moral permite separar la vida de la muerte.