lunes, 14 de marzo de 2011

Triunfadores y derrotados



Quién ganó y quién perdió en Catamarca
Luisa Corpacci ganó la gobernación de Catamarca. Como mérito propio lo más destacable es su dignidad al haber renunciado al cargo de vicegobernadora cuando Eduardo Brizuela del Moral le soltó la mano a Kirchner y se plegó al triunfalismo de la 125. Brizuela del Moral no calculó que ese jolgorio campestre iba a ser tan efímero, tampoco calculó que la oposición en su apatía no pudo o no supo aprovechar esos meses de euforia. Menos aún calculó la increíble capacidad de reacción y rapidez de reflejos de Cristina.
Luisa Corpacci, en cambio renunció, mostró dignidad, término que no existe en el vocabulario ni en la pobreza mental del Cleto Cobos, pero también ganó porque detrás de ella estaba la imagen de la Presidenta. Una vez que esté en el poder se verá su capacidad de gobernar.
Eduardo Brizuela del Moral perdió por anquilosamiento de su gestión, se creía seguro, eterno, pero las últimas semanas olfateó peligro y empezó con prebendas que los radicales creen que son exclusivas del peronismo. Para retener el poder en la provincia apeló a un decreto otorgando el 82% móvil a los jubilados, otro decreto equiparando los salarios de los empleados públicos contratados con los de planta permanente y finalmente una dádiva que recibieron alumnos de escuelas públicas locales. Nada de eso alcanzó.
De Buenos Aires volaron raudos a apoyarlo el Cleto y Sanz con la ilusión de nacionalizar un posible triunfo. Pero el pueblo de Catamarca conoce al primero que está universalmente rotulado como traidor, mientras que apenas tiene idea de la existencia del segundo.
En cuanto a la hermana de Barrionuevo, el pueblo veía la imagen siniestra del hermano, el mismo que quemó las urnas hace unos años y sacó lo que merecía: un insignificante 2%.
La gente quiere cambios, no quiere inoperantes y el recuerdo del helicóptero de De la Rúa y de “que se vayan todos”, es una sombra que empieza a descender pesadamente sobre los radicales. Macri comienza a evaluar si no será mejor reelegirse en la ciudad de Buenos Aires, idea angustiante para millones de porteños.